Las telas de colores se confunden con su piel, sólo a ratitos el viento le descubre un poco los tobillos.
El cabello lacio le viste media espalda, su castaño oscuro divide justo a la altura de su pecho que no es tan pequeño como la palma de sus manos. Una de ellas rompe el cuadro con el puño cerrado, mientras la otra se eleva a su cuello que hace ligeramente un arco de donde resbalan dos gotas de sal.
Ella quiere dejar de parecer lo que es para serlo totalmente, aunque por ahora se limite a correr entre la yerba de aquel cerro hasta llegar a bordear un abismo no tan profundo como el de su silencio, que quisiera ella explotara como lo hacen el grillo y el coyote al atardecer.
eres genial creando escenas
ResponderEliminarme fascina la primera línea
y es grande tu talento para compartirnos ese mundo al que te escapas
me encanta tu mente y sus mecanismos
ser parte de tu vida
y te aseguro, mi brillante y bella amiga
que estoy para ti en cualquier momento por el resto de mi vida
tienes un lugar gigantesco en mi corazón
valiente
y espero que sigas escribiendo cada vez mejor, como siempre
y que recuerdes siempre que seré el primero en leerlo
eres un fenómeno en el mundo irurzo, te lo aseguro
H.O.R.